Catania, 25 octubre 1952
EL SAGRADO CONVENIO Y LOS DISCURSOS DE LA DIVINA
SABIDURÍA.
EL
RENACIDO
en el tiempo Eugenio Siragusa.
“No
oséis profanar una sola sílaba de aquello que he escrito. Esté yo vivo o
muerto, resultarías aplastados por el peso de la Divina Ley de DIOS”.
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“Recordaros
bien: No he nacido nunca y nunca he muerto. Yo he existido siempre dentro del
tiempo y fuera del tiempo.
Yo
soy el Uno y el Otro en una misma cosa”.
Ahora
que es diferente el Aura de la humana conciencia por haber crecido, conviene
que el arte ancestral, aún si todavía está grávido de profundo misterio sea
manifiesto, para que se realice la Voluntad del Eterno PADRE de todas las cosas
visibles e invisibles, y para que sea dado testimonio de la ancestral estirpe
de los Padres de la atávica conciencia del primer mundo que, por Altísimo
Querer de DIOS, edificaron y glorificaron el arte de la Celeste Creación de la
Tierra.
Yo os
digo: Este es el séptimo tiempo de la atávica esperanza, y conviene comprender,
con razón purísima, la inconmensurable Obra del Amor del Santo Espíritu, para
que sea manifiesta en el interior la VERDAD-UNA y para que una parte del Divino
no permanezca incomprensible y latente en la ascensión continua de la Humana
Conciencia. La potencia del VERBO del ALTÍSIMO está en nosotros y Éste debe
igualmente desvelarse, operando con armonía y con cordura con el tiempo que la
Ley de la Conciencia Universal ha puesto en el seno de la Conciencia
Planetaria.
Toda
cosa creada por el Divino Pensamiento de DIOS, no puede no permanecer en el
Aura del Ser de la Conciencia individual, sino que yo digo bien: Toda cosa
debe, con la Obra imparable de la fuerza Espiritual, que está dentro y fuera
del Ser dilatarse en el conocimiento Universal, para absorber gradualmente, la
LUZ sublime de la esencia Divina y para completar, con sabia obra, el
desarrollo de la CONCIENCIA-UNA.
Este
es el sendero por donde toda criatura marca el paso con el hatillo de su más
grande esperanza y, vosotros hombres, que personificáis el Arte sublime y
armonioso del Infalible ARQUITECTO DE TODOS LOS CIELOS, seáis dignos de este
consenso y obrar con cordura el arte terreno para que se realice el Designio de
la Divina Voluntad del PADRE CREATIVO “DIOS”.
Ahora
conviene recreer, porque el tiempo mutará el sentido de muchas cosas por Obra y
Voluntad del Espíritu Eterno. Para el conocimiento de tales Verdades, muchos
Espíritus Elegidos por el Sagrado Colegio de la Divina Sabiduría de DIOS, han
retomado cuerpo y Estos están llenos de Divina Sabiduría y de Celeste Potencia,
y por esto puedan demostrar la invisible Verdad del VERBO DE DIOS y el nuevo
sendero que la Humanidad deberá recorrer durante el séptimo crecimiento de su
Conciencia, que es la última.
Digo
aún: Ya que el Arte del Celeste Reino conviene que se desvele, para modificar
las virtudes de aprender de la humana conciencia, ha sido desatado, por Divino
consentimiento de DIOS, el nudo del silencio, y esto para qué, también un velo
sea quitado del eterno Misterio que custodia, desde su Principio, la inefable
VERDAD que, aunque esté escondida en el
corazón de los hombres y en la mente de todos los regentes de todos los tiempo,
ha siempre guiado la continua ascensión de todas las terrenas conciencias y
Universales, visibles e invisibles, en perfecta armonía con el gradual
desarrollo de la Conciencia humana y con el consentimiento del Altísimo Querer
que, por la inmutable y eterna Llama de Su AMOR Purísimo, Se ha más veces
dignado de manifestar Sus Eternas Virtudes en carne y sangre dejando la LUZ
Purísima de Su Divina Sabiduría, como el solo y único medio para elevarse en
las eternas esferas de Su Reino.
Ahora
nos es concedido de lograr el estado unitario de toda singular conciencia, y
esto para que, la Luz de la Sabiduría Divina, se vuelva una única cosa como, en
verdad, ha sido siempre y nunca lograda por la inmadurez del poder intuitivo
Espiritual.
Que se
sepa ahora, que el fin de los tiempos remotísimos, el misterio de la purísima
Verdad, ha sido desvelado con manifestaciones diferentes e idóneas para ser
comprensibles y en parte asimilables por la naturaleza y por la experiencia del
ser humano en los diversos ciclos de su terrenal evolución.
Y en
verdad yo digo: Que es cosa vacía de sentido pensar que, un común padre mortal,
pueda demostrar al propio pequeño, una difícil verdad fuera del justo tiempo y
del justo crecimiento. Un buen padre sabe que su pequeño no comprendería nada
si no alcanzado el crecimiento para comprender y dar valor a la verdad, en toda
su eterna Verdad.
ÉL no
puede errar porque es el TODO, el finito en el infinito y viceversa.
ÉL
esta la totalidad de todas las Conciencias en su principio y en su final.
ÉL es
la única Luz que está en nosotros y fuera de nosotros, en toda cosa y fuera de
toda cosa.
ÉL es,
finalmente, el solo y único Pensamiento que liga y desliga lo invisible del
visible, con Suprema Conciencia y con Arte de Celeste Justicia, a fin de que el
todo pueda comprenderse en el mutable camino de la eterna vía del devenir, y
para que ni un solo pedacito de Su infinito Amor quede vacío de Celeste
concepción y de fecundación Creativa en la Obra eterna de todos los Cielos.
Desadormeceros
por tanto, ya que el tiempo de la Gloria está por descender sobre vosotros,
hijos de la Tierra, y nunca tanto esplendor se ha desprendido de los Cielos
eternos para honrar el feliz retorno de CRISTO, Príncipe de Amor y de Paz, de
Justicia y de Verdad.
Desadormeceros
y meditad en el bien, a fin de que no sea oscurecida por el mal vuestra
perplejidad.
ÉL
re-desciende en medio de los hombres para instaurar el esperado Reino de DIOS
sobre este mundo.
Sed
mansos y justos y amaos los unos a los otros en Su Luz de Amor y de Paz, porque
es verdadero que EL os salvará de la muerte eterna.
Ser
sagaces y arrepentiros y abrid los ojos, porque es también verdadero, que
veréis Su Gloria resplandecer e iluminar de Divina Paz el Mundo que mece
vuestras Almas.
Esto
os dice aquel que ha renacido y que es siervo de los siervos de DIOS.
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Il Sacro Convegno e i
discorsi della Divina Sapienza.
Catania, 25 ottobre 1952
Il Rinato
Nel tempo Eugenio Siragusa
“Non osate profanare una sola sillaba di ciò che ho scritto”.
“Che Io sia vivo o morto, rimarrete schiacciati dal peso della Divina
Legge di Dio”:
“Ricordatevi bene: Non sono mai nato e non sono mai morto. Io sono
sempre esistito entro il tempo e fuori del tempo.
Io sono l’Uno e l’Altro in
una medesima cosa.”
Or che diversa è l’Aura dell’umana coscienza per avvenuta crescita,
conviene che l’arte antica, se pur gravida ancora di profondo mistero sia
manifesta, acciocchè si avveri la Volontà dell’Eterno Padre di tutte le cose visibili ed invisibili, e perché sia resa
testimonianza all’antica stirpe dei Padri dell’atavica coscienza del primo
mondo che, per Altissimo Volere di Dio, edificarono e glorificarono l’arte
della Celeste Creazione sulla Terra.
Io vi dico: Questo è il settimo
tempo dell’atavica speranza, e conviene comprendere, con ragione purissima,
l’incommensurabile Opera dell’Amore del Santo Spirito, acciocchè sia manifesta
nell’interno la Verità-Una e perché
non una parte del Divino rimanga incomprensibile e latente nell’ascesa continua
dell’Umana Coscienza. La potenza del Verbo
dell’Altissimo è in noi ed Esso deve pur svelarsi, operando con armonia e
con saggezza con il tempo che la Legge della Coscienza Universale ha posto in
seno alla Coscienza Planetaria.
Ogni cosa creata dal Divino Pensiero di Dio, non può rimanere nell’Aura
dell’Essere della Coscienza individuale, ma ben io dico: ogni cosa deve, con
l’Opera instancabile della Forza Spirituale, che è dentro e fuori dell’Essere,
dilatarsi nella conoscenza Divina e per completare, con sapiente opera, lo
sviluppo della Coscienza-Una. È
questo il sentiero ove ogni creatura calca il passo con il fardello della sua
più grande speranza e, voi uomini,
che personificate l’Arte sublime ed armoniosa dell’Infallibile Architetto di tutti i Cieli, siatene
degni di questo consenso ed operate con saggezza l’arte terrena acciocchè si
avveri il Disegno della Divina Volontà del Padre
Creativo “DIO”.
Or conviene ricredersi, perciocché il tempo muterà il senso di molte
cose per Opera e Volontà dello Spirito Eterno. Per la conoscenza di tali
Verità, molti Spiriti Eletti del Sacro Collegio della Divina Sapienza di Dio,
hanno ripreso corpo ed Essi sono pieni di Divina Sapienza e di Celeste Potenza,
acciocchè abbiano a dimostrare la invisibile Verità del Verbo di Dio ed il nuovo sentiero che l’Umanità dovrà percorrere
durante la settima crescita della sua coscienza, che è l’ultima.
Io dico ancora: Poiché l’Arte del celeste Regno conviene che si sveli,
per modificare la virtù di apprendere dell’umana coscienza, è stato slegato,
per Divino consenso di Dio, il nodo del silenzio, acciocchè, ancora un velo sia
tolto dall’eterno Mistero che custodisce, sin dal suo Principio, la ineffabile Verità che, se pur celata nel cuore
degli uomini e nella mente di tutti i Reggenti di tutti i tempi, ha sempre
guidato la continua ascesa di tutte le
terrene conoscenze ed Universali, visibili ed invisibili in perfetta
armonia con il graduale sviluppo della Coscienza umana e con il consenso
dell’Altissimo Volere che, per la immutabile ed eterna fiamma del Suo Amore Purissimo, si è più volte degnato
di manifestare le Sue Eterne Virtù in carne e sangue lasciando la Luce Purissima della Sua Divina
Sapienza, come il solo ed unico mezzo per salire nelle eterne Sfere del Suo
Regno.
Or vi è concesso di conseguire lo stato unitario di ogni singola
coscienza, acciocchè, la Luce della Sapienza Divina, diventa unica cosa come,
in verità, è sempre stata e mai conseguita per la immaturità del potere
intuitivo Spirituale. Or si sappi, che sin da tempi remotissimi, il mistero
della purissima Verità, è stato svelato con manifestazioni diverse ed idonee ad
essere comprensibili e in parte assimilabili dalla natura e dall’esperienza
dell’essere umano nei diversi cicli della sua terrena evoluzione.
Ed in verità vi dico: Che è cosa vuota di senso pensare che, un comune
padre mortale, possa dimostrare al proprio rampollo, una difficile verità fuori
del giusto tempo e della giusta crescita. Un buon padre sa che il suo rampollo
non capirebbe nulla se non ha raggiunto la crescita per capire e dar valore
alla verità.
Similmente avviene per la Verità dello Spirito, che il Padre Eterno,
Giusto ed Infallibile, dimostra nel tempo conveniente per essere comprese e
valutate in tutta la sua eterna Verità. Egli non può errare perché È il Tutto, il finito nell’infinito e
viceversa. Egli è la totalità di tutte le Coscienze nel suo principio e nella
sua fine. Egli è la sola Luce che è in noi e fuori di noi, in ogni cosa e fuori
ogni cosa. Egli è, infine, il solo ed unico Pensiero che lega e slega
l’invisibile al visibile, con Suprema Coscienza e con Arte di Celeste Giustizia,
affinchè il tutto abbia a comprendersi nel mutevole cammino della eterna via
del divenire, e perché non un attimo del Suo infinito Amore rimanga vuoto di
Celeste concepimento e di fecondazione Creativa nell’Opera eterna di tutti i
Cieli.
Destatevi dunque, poiché il tempo della Gloria sta per scendere su voi,
figli della terra, e mai tanto splendore si è staccato dai Cieli eterni per
onorare il felice ritorno del Cristo, Principe
di Amore e di Pace, di Giustizia e di Verità. Destatevi e meditate in bene, affinché
non sia oscurata dal male la vostra
perplessità. Egli riscende in mezzo agli uomini per instaurare l’atteso Regno
di Dio su questo mondo. Siate mansueti e giusti ed amatevi gli uni e gli altri
nella Sua Luce di Amore e di Pace, perché è vero che Egli vi salverà dalla
morte eterna. Siate accorti e ravveduti ed aprite gli occhi, perché è ancora
vero, che vedrete la Sua Gloria risplendere ed illuminare di Divina Pace il
Mondo che culla le vostre Anime.
Questo vi dice colui che è rinato e che è servo dei servi di Dio.
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